CON ARTE Y JUEGOS NIÑAS Y NIÑOS DE URABÁ LE APUESTAN A LA PREVENCIÓN
- Gracias a la Cooperación Internacional de la Comunidad de Madrid los hijos e hijas de reclamantes de tierra tienen herramientas para permanecer en el territorio.
- La propuesta formativa dirigida a la comunidad de La Larga y Tumaradó (Cocolatú) está enfocada en prevención de riesgos y protocolos de autocuidado frente al COVID-19, protección del medioambiente, resolución pacífica de conflictos y equidad de género.
Luego de superar los obstáculos que deja la violencia y regresar a sus territorios, las familias restituidas de la comunidad de la Larga y Tumaradó le apuestan a una serie de iniciativas medioambientales y sociales que están dejando una huella positiva en la comunidad. Estas acciones impulsadas por el compromiso de sus habitantes y organizaciones locales e internacionales, buscan preservar la rica biodiversidad de la región y mejorar la calidad de vida de los residentes.
Uno de los pilares de estas iniciativas es la identificación protección y conservación de áreas naturales de gran importancia ecológica y cultural. Estos esfuerzos no solo contribuyen a la preservación de la biodiversidad, sino que también fomentan el turismo sostenible y la generación de ingresos para la comunidad.
En ese propósito la Fundación Forjando Futuros y la Asamblea de Cooperación por la Paz, con la financiación de la Comunidad de Madrid se han convertido en aliados estratégicos del territorio, con el inicio del proyecto “Superando los impactos del COVID-19 y alcanzando los ODS en La Larga y Tumaradó, Colombia: hacia una sociedad medioambientalmente sostenible y prevención del cambio climático, con enfoque de DDHH y género”.
Las acciones de este Proyecto iniciaron en Guacamayas, una vereda en la que desde 2014 21 familias campesinas empezaron la difícil ruta de la restitución de tierras y que hoy 20 años después de lucha por la tierra son referente en materia de restitución en el país con la devolución de 12 predios. Con el fin de crear conciencia ambiental en esta comunidad y reconstruir un territorio que tiene grandes problemas de degradación por deforestación y ganadería extensiva, se desarrolló la formación de las generaciones menores con diferentes temáticas. Una capacitación que estaba dirigida igualmente a que las mujeres de la comunidad, que son las que normalmente asumen las tareas de cuidado de sus menores, pudieran disponer del tiempo necesario para las actividades planteadas en el proyecto.
“La propuesta formativa con los niños y niñas de la comunidad de Guacamayas tenía como objetivo propiciar espacios de sensibilización en la prevención de riesgos y protocolos de autocuidado frente al COVID-19, medioambiente, resolución pacífica de conflictos y equidad de género a través de diferentes estrategias metodológicas como el juego, con tareas como cortar, pegar, dibujar, colorear, visitar la huerta, lecturas de historias y cuentos no sexistas, carrusel sobre prácticas de autocuidado, entre otras” señala Diana Avendaño, profesional en territorio.
“Yo aprendí a lavar mis manos y las frutas antes de comer, a cepillarme bien antes de comer, también la carita y a dibujar montañas altas y perros como los de Guacamayas” dice Tailin Restrepo Ibáñez de 7 años de edad.
Además, las dinámicas educativas propuestas permitieron que los niños y niñas emprendieran acciones y aportar así al cuidado del medio ambiente en la cotidianidad de los hogares.
“Me gustó todo lo que nos enseñaron, aprendimos muchas cosas, pero lo que más recuerdo es a clasificar residuos orgánicos que se pueden utilizar para hacer abonos libres de químicos. Los utilizamos para plantas, árboles frutales y cultivos” Natalia Solano de 7 años, participante de la actividad formativa
“Aprendimos de autocuidado, aseo personal y como cuidar el medio ambiente, fue muy divertido porque hicimos dibujos, escribimos cuentos y jugamos. Yo aprendí que hay que cuidar el planeta y no tirarle basuras” Taliana Ibañez Correa, 13 años.
Para las madres y padres de familia estos escenarios son muy positivos, consideran que al abrir actividades para los niños y niñas se pueden compartir de manera directa sus saberes ancestrales y aportan a que las buenas prácticas perduren en el territorio.
“Para mí fue muy importante porque ellos aprendieron. Este es un espacio que uno como madre no saca en la cotidianidad, se nos pasa por cuestiones de trabajo, entonces ya gracias a la actividad y a los juegos los niños y las niñas tienen interiorizado conservar la naturaleza” Dina Luz Ibáñez, habitante de la vereda.
Se espera que al finalizar el proyecto las capacidades en materia de agua potable, prevención de riesgos del COVID-19, la resolución Pacífica de Conflictos y los conocimientos en género de la comunidad del Consejo Comunitario de La Larga y Tumaradó donde está ubicado Guacamayas mejoren notablemente.
Con estas iniciativas se reitera que la transformación medioambiental va de la mano con el desarrollo comunitario. Este es un ejemplo de que la colaboración entre residentes, organizaciones locales e internacionales y autoridades, está marcando la diferencia, convirtiendo a La Larga Tumaradó y Guacamayas Urabá en inspiración de cómo el compromiso medioambiental puede cambiar vidas y transformar la realidad de comunidades enteras marcadas por el despojo y la violencia.
Informes:
Fundación Forjando Futuros
comunicaciones@forjandofuturos.org
Calle 33 #78-45, Medellín